martes, 22 de mayo de 2007

Artículo III

El premio a la mejor película es para…

Una vez más, la gala de los Oscar vuelve a premiar a un drama en su candidatura de ‘mejor película’. Esta vez le ha tocado el turno a “Infiltrados”, y el año que viene estoy convencida de que la cinta que saldrá victoriosa, poco tendrá que ver con alguna comedia que sea capaz de arrancarnos una sonrisa.

En los últimos años, nunca una comedia se ha hecho con el “muñequito dorado”. El director que quiera que su film obtenga este preciado premio, tiene que ser lo suficientemente espabilado para advertirle al guionista que los diálogos prescindan de humor, romanticismo y de las típicas escenas que muchos críticos calificarían de “pastelosas”. Nada de utopías y rostros que vislumbren felicidad, todo lo contrario, cuánto más desastres, tragedias y situaciones grotescas haya, se está dando un paso hacia el estrellato.

A pesar de que sean películas como “Pretty woman” u otras más actuales, como “Pequeña Miss Sunshine” las que nos hagan pasar un buen rato y consigan dejar un buen sabor de boca al espectador, las que se hacen un hueco en la historia del cine son aquellas cuya trama tiene una alta dosis de dramatismo. Un ejemplo de ello es la sátira dirigida por Sam Mendes, ‘American beauty’, cuyo ácido y demoledor guión hizo que en el año 1999 este film fuese galardonado en la categoría de ‘best picture’.

Mi pregunta es ¿acaso una comedia no es merecedora del reconocimiento de la academia? ¿Es que el humor y la risa no están bien vistos? Creo que los medios de comunicación ya muestran suficientes situaciones amargas, como para que el premio a la mejor película se le conceda a otra historia que exhiba las miserias del ser humano.

La única explicación que le encuentro es que quizás las comedias, que rara vez han sido candidatas, no son de la calidad suficiente para ser merecedoras de este premio que se concedió por primera vez el 16 de mayo de 1929 en Los Ángeles.

“Shakespeare in love” ha sido la única comedia que en los últimos diez años ha logrado el Oscar a la mejor película. Este film dirigido por John Madden, que cuenta con la brillante interpretación de Gwyneth Paltrow, narra la divertida historia del joven William Shakespeare que pasa por una mala racha en su etapa de escritor. Su suerte cambia cuando conoce a la joven Lady Viola y se enamora locamente de ella.

La exposición de este último caso, se trata de la excepción que confirma la regla. Sigo pensando que la comedia no es vista con buenos ojos por los entendidos del ‘séptimo arte’ y que poco tiene que hacer, si entre sus competidoras se encuentra alguna cuya trama es lacrimógena. Opino que los directores deben seguir apostando por hacer comedias de calidad, ya que gracias a este tipo de género, las personas pueden durante poco más de hora y media, trasladarse a un mundo fantástico donde priman la risa y el divertimento.

No hay comentarios: